El deporte es mucho más que actividad física: es un camino de formación integral y de crecimiento en la fe. En cada práctica, nuestros estudiantes fortalecen su cuerpo y espíritu, aprenden disciplina, desarrollan el compañerismo y cultivan el espíritu de superación. A través del juego limpio y el trabajo en equipo, viven los valores del Evangelio y siguen con alegría el ejemplo de Don Bosco, forjándose como buenos cristianos y honrados ciudadanos.